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sábado, 7 de febrero de 2009

Relación Profesor - Alumno según Carl Rogers

CARL ROGERS (1902-1987), psicólogo estadounidense, caracterizaba así la relación entre el profesor y el alumno: 1. El alumno quiere aprender: se supone que experimenta el deseo natural de aprender, descubrir y avanzar. Es natural, porque toda persona experimenta la inquietud por saber sobre todas las cosas y en particular sobre su entorno. Nadie es indiferente al aprendizaje natural, aquello que nos comunica con el medio o nos entrega las armas para desenvolvernos en el. 2. El alumno aprende mejor cuando observa que el contenido de las asignaturas es pertinente e instrumental para sus propios objetivos. Se supone que el aprendizaje efectivo se produce no cuando el profesor impone la tarea para beneficio del alumno, sino cuando la tarea importa al alumno como persona. Por eso, el aprendizaje debiera ser autoiniciado y autodirigido. Eso implica que el profesor no da tareas en el sentido tradicional, sino que más bien trata de inquietar al alumno para que enfrente nuevos desafíos. 3. La facilitación del aprendizaje se apoya en el carácter de la relación profesor-alumno. Se da por sentado que el aprendizaje se facilita mediante una relación aceptadora y no amenazadora: Si el alumno se encuentra bajo presión externa, la amenaza y la evaluación impiden que aprenda. La relación entre el profesor y el alumno está marcada por cuatro características: - El profesor valora al alumno. El profesor atiende y respeta la individualidad de cada alumno. Ante esto el profesor tradicional responde que "no tiene tiempo para dedicarlo individualmente a cada alumno" o "Los alumnos son difíciles". Pero, no se trata de una atención propiamente individual en el sentido literal, sino del respeto al ser humano y a sus características individuales. Saber percibir que en la sala tengo 30 ó 45 alumnos diferentes y que mi discurso no debe ir dirigido a un sólo tipo estandarizado de ser humano porque ese estándar no existe, existen sólo similitudes pero no hay una persona igual a otra. - El profesor confía en el alumno, cree en él. Juzga que el alumno desea aprender y madurar y que encierra esa potencialidad. La actitud tradicional es: "No todos los alumnos son dignos de confianza y siempre están tratando de engañarnos". "Debemos ejercer una presión constante sobre ellos si queremos mantener altos niveles de rendimiento" - El profesor establece empatía con el alumno, se esmera por comprenderlo, por entender sus problemas y percibir el ambiente sociocultural en que está inserto. La actitud tradicional del profesor se centra en las diferencias generacionales, las influencias sociales y de los medios de comunicación, etc. para explicarse y justificarse en una actitud que no avanza en este sentido. - El profesor es él mismo. Intenta ser auténtico, honrado, ejemplar, experimenta en él las exigencias valóricas que hace a sus alumnos. A la vez, es una persona real, inserta en el mundo actual y no un mero realizador de una tarea o un rol. 4. El profesor está dispuesto a experimentar y cambiar en respuesta a las nuevas tendencias, avances tecnológicos o nuevas situaciones que se le presentan en el ejercicio de su labor. Actitud tradicional: "Mis métodos están bien probados y me dan resultados en toda situación". Destaquemos al final, que Rogers enfatiza la empatía como medio de establecer mejores relaciones entre el psicoterapeuta y su cliente en particular y entre todo tipo de relaciones humanas en general como es el caso de la relación entre el profesor y el alumno.

1 comentario:

Carlos González dijo...

Cordiales saludos: Mi nombre es Carlos González. He sido profesor de matemáticas y física en la enseñanza secundaria durante 24 cursos. Finalmente, al verme limitado en mi deseo de practicar una enseñanza basada en los nuevos paradigmas, decidí dejar el camino de la enseñanza oficial e iniciar uno nuevo, alternativo al sistema imperante.
Durante años, he podido comprobar como mis alumnos adolescentes enterraban sus sueños hasta hacerlos invisibles. Su entorno les enseñaba que la “seguridad” era lo primero: estábamos creando víctimas. La rabia que sentía ante tal panorama la he trasmutado en creatividad, escribiendo un libro que narra cómo empoderar a los adolescentes:
“Un maestro decide crear un ambiente mágico en su clase para empoderar a sus alumnos. Les ayuda a descubrir los enormes potenciales que habitan en su interior. Les revela un mundo más allá de la mente programada y de las creencias. Para llevar a cabo su proyecto el profesor emplea curiosos trucos...
Los alumnos van resolviendo los enigmas, que el maestro propone de una forma singular. La clase es una creación de todos. El aprender se transforma en una aventura.
Poco a poco, cada alumno se convierte en su propio maestro, en una fuente de conocimiento para él y sus compañeros. La vida se torna mágica: pueden vivirla desde su corazón, sin que las creencias les limiten “
Su título es: “Veintitrés maestros, de corazón – un salto cuántico en la enseñanza-“. En él se plantea un modelo educativo que se basa en descubrir la fuerza interior.
Hoy puede ser ciencia ficción...tal vez una semilla, pero si la nutrimos puede generar una forma totalmente nueva de enseñar, en la que el ser humano deja de sentirse víctima, para sentirse el creador de su propia vida.
Creo que su sensibilidad va en la misma dirección que la mía. Por eso, me atrevo a enviale* mi libro en versión digital. He decidido regalarlo persona a persona o institución a institución. Necesita volar...hacia lugares en los que pueda ser bien acogido. Si lo lee le agradecería cualquier comentario. Todos los amantes de la lectura sabemos que bastan cinco minutos con un libro para saber si es de nuestro interés, sólo le pido ese tiempo. Siéntase libre de enviarlo a las personas o asociaciones a las que este libro pueda ayudar. Gracias por su presencia. Le deseo felices creaciones…
Carlos González
P.D Mi blog es: www.ladanzadelavida12.blogspot.com
* El libro se puede descargar en mi blog

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